Carmen es la tercera de cuatro hermanos. Ha tenido una vida cómoda, gracias a que su padre se dedicó a levantar y dirigir una exitosa empresa de servicios de salud, lo que permitió que ella pudiera dedicarse casi de forma exclusiva a sus estudios universitarios.
Luego de licenciarse en administración de empresas, decidió emprender un negocio comercial, junto a su novio, que pronto se convirtió en su marido. A pesar de las insistencias de su padre de trabajar en la empresa de la familia.
Con el tiempo, la buena administración de los recursos propios e incursionar en el negocio inmobiliario, le permitió a Carmen un buen status económico, sin representar una gran carga operativa.
Lo inesperado
Con 35 años cumplidos, su padre fallece de forma inesperada, dejando una empresa con más de 100 empleados y una marca reconocida en su zona de influencia, pero sin gerentes.
Con su estilo gerencial, el padre de Carmen centralizaba todas las decisiones, y se empeñaba en que cada actividad debía ser realizada en el marco de rutinas claramente establecidas. Dejando las que implicaban riesgos patrimoniales (dinero, inventarios, vehículos, etc.), en manos de personas que le fuesen altamente fieles.
Al igual que Carmen, ninguno de sus hermanos se dedicó a aprender de gerencia, sino más bien de negocios de oportunidad basados en capital financiero y relacional.
Un paso adelante
Ante la ausencia del líder de la empresa, y la incapacidad de la madre de Carmen, quien fue siempre ama de casa, de tomar las riendas del negocio, los hermanos acuerdan constituir una Junta Directiva, en la cual se pudieran tomar las decisiones de negocio, sustituyendo al patriarca por un cuerpo colegiado.
Los primeros intentos de reunión estuvieron llenos de rencillas familiares viejas, señalamientos sobre la capacidad de unos y otros de aportar para una buena decisión, y exploración de escenarios de salida como el cierre y venta de la compañía.
Al verse inmersos en improductivas reuniones, que simplemente generaban más fricción, decidieron asesorarse con un consultor gerencial. Por buena suerte (tal vez), se encontraron con alguien, que además de experiencia, tenía el carácter necesario para “dominar” las fuerzas contrarias de cuatro posiciones aparentemente inconciliables.
Los primeros frutos de esta asesoría implicaron atención inmediata a la constitución de un cuerpo gerencial, revisión profunda de la situación financiera, elaboración de un plan financiero y reestructuración de la situación laboral.
Los resultados
Vinieron los cambios y junto a ellos, mayor estrés en la Junta Directiva, puesto que las expectativas individuales distaban en gran medida de los planes escritos y aprobados previamente por ellos mismos, resultando en señalamientos al consultor con respecto a la efectividad de los planes.
Solamente seis años después del fallecimiento del padre de Carmen, la empresa contaba con indicadores nada alentadores: La facturación había caído un 70%, contaban solamente con 40 empleados. Doce gerentes con el nivel para ejercer sus actividades habían pasado por cuatro cargos gerenciales disponibles. No había una ejecución sostenida de los planes acordados en Junta Directiva, sino que se sustituían constantemente por acciones emergentes.
Un poco más allá
Esta historia no habla solamente de la realidad de la empresa de Carmen y sus hermanos. Sino de la realidad de muchas pequeñas y medianas empresas, cuya transición a manos de una nueva dirección no aporta los ingredientes necesarios para ser exitosa.
El problema radica en que los ingredientes de una transición no se pueden comprar con una consultoría de un año, ni descargar en un paquete de software. Es un proceso de preparación que puede tomar de tres a cinco años para ser realmente efectivo, e incluso depender de decisiones tomadas muchos años antes.
Gerenciar va más allá del ejercicio del poder y las decisiones. Tiene que ver con seguir un mapa de forma consecuente, en el que la ruta de la empresa trascienda a las personas que la lideran, considerándola un ser vivo, con propia esencia.
Redacción y edición: José Mendoza